MI HISTORIA
SEGUNDAS OPORTUNIDADES
Hola, soy Silvia Tejera. Tal vez te veas reconocido en la historia que voy a contarte, o conozca a
alguien en similares circunstancias. Soy de esas personas que han sabido
aprovechar segundas oportunidades.
Tengo 34 años y acabo de terminar la carrera de fisioterapia en la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria, en Canarias. Mi lugar de nacimiento.
Durtal, Angers.
- Francia -
Mi historia
Soy
la pequeña de tres hermanos, mi hermana tenía su etiqueta de tranquila y
estudiosa, mi hermano de inteligente que no necesitaba estudiar, yo en cambio no tenía un perfil parecido al de ellos, me gustaba hacer deporte y no
aguantaba una hora haciendo ninguna actividad que requiriera concentración y/o estar sentada.
Mi aprendizaje siempre era más lento, y estaba siempre entre las matemáticas b (especiales) y de las matemáticas a (normales), actividades de apoyo (te hacían salir de clases para ir con el profesor de apoyo para l@s niñ@s que no llegaban a la normalidad).
Pero siempre me decían "la niña no es tonta, pero no da". Además de eso, era rebelde y defensora de "de las causas perdidas", eso decía mi madre. Siempre que había alguien más vulnerable, sensible o que pudiera estar en desventaja desde mi punto de vista, saltaba a defender, aunque no fuera conmigo. Me acercaba a él o ella y le hacía compañía. Me gustaba estar con los diferentes y se sintieran acogidos.
Todo eso lo viví durante mi educación obligatoria de primaria y secundaria. Donde pasaba de curso por el sistema, y no por aprobar. Repetí 5º EGB y 4º ESO, porque esos cursos no podías seguir pasando. No aprobé 4º y entonces realicé un curso de acceso a grado medio para poder terminar algún estudio y tener algún título.
Mis profesores ya en el instituto estaban amargados conmigo, no confiaban que pudiera aprobar ninguna asignatura y me daban por perdida. Yo a principio de curso lo intentaba, mostraba interés y procuraba seguir el ritmo, pero a mitad del primer semestre me superaba la materia que no entendía y me rendía. Iba a clases a dormir. Obviamente, jamás pensé en estudiar en la universidad o ni siquiera estudiar bachillerato.
Mi cambio
¿Y porque te cuento todo esto?, después de años de trabajar (comencé a los 17) de repartidora y comercial, decidí que yo valía para hacer otras cosas, que mi persona y mi carácter estaba desaprovechado en trabajos que no me motivaban. Así fue como me enteré que existían segundas oportunidades, que con mucho empeño y constancia puedes hacer casi lo que te propongas. Entonces comencé a prepararme para ir a la universidad por un acceso especial que da segundas oportunidades para las personas mayores de 25 años. Me costó 5 años tener la nota suficiente para poder comenzar la carrera de fisioterapia.
Esos 5 años estudiaba cosas que no entendía y se transformaban en mi cabeza como ideas oscuras, pero que, con muchas ganas y ayuda, se fue creando ideas y conocimientos más claros, más comprensibles. Y por fin accedí, y después de 4 años de carrera puedo decir que soy graduada en fisioterapia. Y que, si quieres, hay que empezar por intentarlo.
En esos 5 años, he trabajado, he vivido con un presupuesto mínimo gracias a las becas y trabajos de verano, y he viajado. Viajar despacio es mi pasión, conocer el lugar y a la gente que habita en él.Estudié fisioterapia para ayudar y cambiar un poquito a mejor el mundo. Ir en pro de la aceptación de todas las personas, independientemente de su raza, condición económica o clase social.
Mientras estudiaba realicé varios voluntariados, uno de fisioterapia en marruecos, ayuda a niños con diversas discapacitadas. En él, ayudábamos a las personas del lugar a tener una mejor calidad de vida, como aceptar y cómo actuar con su familiar según la patología que acontecía.
Con él descubrí que existen muchísimas formas de ayudar, todo lo que puede hacer la fisioterapia por las personas, y todo lo que falta aún por hacer en el mundo.
En mi ciudad, colaboré con una organización de ayuda y
compañía en el hospital materno infantil, donde se daba apoyo a las familias
con niñ@s hospitalizad@s de larga estancia, en un aula donde realizábamos
talleres de manualidades, lectura y juegos.Este verano de 2017 viajé a Francia por un mes
para aprender la lengua francesa en una fábrica de queso y granja particular,
algo de francés aprendí, y gasté muy poco dinero. El problema que tuve para
mi poco aprendizaje fue que no había escuelas cercanas donde poder ir a clases
de francés y que venía poca gente a la granja, por consiguiente, podía practicar y
aprender poco, y pasaba la mayor parte del tiempo sola.